La respiración es un ejercicio automático e involuntario, pero puede controlarse mediante ejercicios que, además, contribuirán a la relajación muscular y disminuirán los síntomas y efectos del estrés físico y mental.
Existen muchas y muy variadas técnicas de respiración, la mayoría de ellas procedentes de China, especializadas en la relajación o activación de determinados órganos del cuerpo, Entre todas, destaca, por su facilidad de ejecución y amplitud de beneficios, la respiración abdominal o diafragmática, que utiliza al máximo la capacidad pulmonar y ayuda a sosegar los ritmos acelerados de respiración.
Mediante esta técnica, al inspirar, el diafragma se contrae y se desplaza hacia abajo, al tiempo que el abdomen se eleva y el pecho se expande ligeramente. Al respirar, el diafragma se relaja y se eleva reduciendo el espacio del interior de la capacidad torácica y expulsando el aire de los pulmones. Es muy importante hacer este sencillo ejercicio de manera consciente, poniendo atención en todo el proceso y muy pausada, conteniendo durante unos segundos la respiración tanto en el momento de inspiración como en el de espiración máximas. Este ejercicio puede practicarse durante cinco minutos una, dos o tres veces al día. Quien lo practique de manera habitual notará en muy poco tiempo mejoría en su estado vital y la disminución de su tensión nerviosa.