¿Las caminatas me ayudan a ser más saludable?

En ocasiones pareciera que los médicos estuvieran de acuerdo para mandarnos a todos a caminar. Llegas al consultorio porque tienes alto el colesterol y te mandan a caminar, vas por la diabetes y te mandan a caminar, vas al nutricionista y ¿qué hace éste? ¡Exacto! te manda a caminar.


Pues, la realidad es que no hay ningún complot en absoluto. Son innumerables los estudios médicos que demuestran que las caminatas diarias son un muy importante factor de prevención y alivio de decenas de enfermedades y afecciones. Desde la prevención de ataques cardíacos hasta la reducción del colesterol, pasando por el mejoramiento de la circulación; las caminatas ofrecen un amplio espectro de beneficios para el cuerpo y la mente.

En la actualidad, la recomendación más estandarizada de los médicos es caminar por al menos 30 minutos diarios a paso constante y a un ritmo no muy acelerado. No obstante, el principal punto a tener en cuenta cuando se sale a caminar es no agitarse. Hay que encontrar el ritmo y el tiempo indicados de acuerdo a nuestra contextura física y capacidad pulmonar. Cuando caminamos constantemente por algunos minutos, la caminata se transforma en un ejercicio aeróbico que mejora la capacidad cardiovascular y pulmonar al tiempo que se queman calorías, se reducen los depósitos grasos, se tonifica la musculatura y se acelera el metabolismo.

Algunos consejos a tener en cuenta
Si bien no es necesario tener ninguna habilidad atlética o entrenamiento previo, en ocasiones es importante tener en cuenta ciertos aspectos antes de largarse a caminar como medio de ejercitación. Sobre todo si se ha pasado un largo tiempo de inactividad física, se tiene algún problema articular o muscular, o si se sufre de sobrepeso; es muy importante tener en cuenta los siguientes consejos:

Al principio, debe limitarse la caminata a terrenos planos y comenzando con poco tiempo y un andar tranquilo.
A medida que pasan los días, comenzar a caminar a un ritmo en que el corazón se acelere, pero sin agitarse.
Se debe caminar con la cabeza erguida, la espalda recta y dejando libre movimiento a los brazos.
Siempre es muy importante llevar ropa cómoda y acorde a la temperatura ambiente.
Hidratarse correctamente bebiendo agua o bebidas con minerales.
Luego de la caminata realizar ejercicios de estiramiento por cinco minutos. Refrescarse y, si aún se está a la intemperie, abrigarse para evitar resfriados