El ajo es considerado desde antaño como un remedio universal, usado extensivamente en los campos de la medicina natural para tratar la gripe, el resfriado, el acné, el colesterol alto, usado como repelente de mosquito y hasta para tratar problemas de circulación.
Varios estudios médicos han demostrado que las propiedades del ajo, especialmente las del ajo envejecido, tienen un potente efecto antioxidante. Los antioxidantes ayudan a proteger el cuerpo de los efectos dañinos de los radicales libres.
Otra de las propiedades del ajo ayuda a disminuir el colesterol LDL (colesterol malo) y previene que este se adhiera a las paredes arteriales con lo cual se disminuyen las obstrucciones arteriales o arteriosclerosis que es la base de la mayoría de infartos al corazón y derrames cerebrales; mientras tanto incrementa el colesterol HDL (Colesterol bueno) que ayuda a limpiar las células de excesos de este componente.
Estudios recientes han demostrado que el ajo ayuda a proteger la aorta, disminuye su proceso de envejecimiento y ayuda a mantenerla flexible. La aorta es la vena encargada de mantener la presión sanguínea y el flujo de sangre mientras el corazón está bombeando. La edad, una pobre dieta y otros factores ambientales pueden dañar la aorta, causando que se endurezca.