Café y té previenen de hígado graso

El café tiene un elemento de gran consumo en el mundo, la cafeína. Desde la antigüedad sus efectos benignos y dañinos han dado mucho de qué hablar. Un estudio publicado en la revista Hepatology cuenta que beber cuatro tazas de café o té al día puede prevenir el hígado graso en pacientes con enfermedad de hígado graso no alcohólico. 

Los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Duke en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos y de la Universidad Nacional de Singapur realizaron pruebas en cultivos celulares y en ratones para comprobar cómo reaccionaban en presencia de la cafeína las grasas almacenadas en las células hepáticas de estos roedores que habían sido alimentados con una dieta rica en grasa.

Los resultados dicen que la cafeína estimula la metabolización de lípidos almacenados en las células del hígado y disminuye la condición de hígado graso en ratones alimentados con una dieta rica en grasa.
"Este es el primer estudio detallado del mecanismo de acción de la cafeína sobre los lípidos en el hígado", dijo el Dr. Paul Yen, profesor asociado e investigador, líder del estudio."El café y el té son tan comúnmente consumidos y la idea de que pueden ser terapéuticas, sobre todo porque tienen la reputación de ser malo para la salud, es especialmente formativo”, finalizó.

Datos sobre el hígado graso

Siendo el  órgano más grande y uno de los más importantes dentro del organismo, tiene muchas funciones, incluyendo la transformación de los alimentos en energía y la eliminación del alcohol y las toxinas de la sangre. El hígado produce bilis, un líquido amarillo verdoso que ayuda a la digestión.
Cuando el hígado acumula grasa, se convierte en hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés), este exceso de grasa puede provocar inflamación, cicatrices y lesiones hepáticas permanentes.

Hay muchos factores que pueden aumentar el riesgo de tener NAFLD, incluidos determinados medicamentos y trastornos genéticos. Los factores de riesgo más comunes de la NAFLD son la obesidad, la diabetes y los niveles altos de colesterol.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que en todo el mundo hay al menos 400 millones de adultos obesos, de los cuales el 80% padecen de NAFLD. Por su parte, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos afirma que este problema es la primera causa de daño hepático en esa nación y la tercera causa de enfermedad hepática en el ámbito mundial.