Haz cuatro o cinco comidas al día para mantener unos niveles de glucosa adecuados en la sangre. No te saltes el desayuno para que tu rendimiento intelectual no se vea alterado. No abuses de los carbohidratos simples (azúcar y dulces) y opta por los complejos, que proporcionan la mejor energía.
Carne, pescado y huevos. Elige carnes bajas en grasas saturadas, lácteos descremados y come al menos dos raciones de pescado o mariscos por semana. Las otras son ricas en zinc, un mineral muy importante para la memoria. Los huevos proporcionan proteínas de gran valor biológico, contienen lecitina, y puedes comer hasta tres a la semana sin problemas. Con una cantidad adecuada de proteínas, vegetales y legumbres tendrás hierro suficiente para combatir el deterioro de la memoria.
Legumbres. Lentejas garbanzos, soya y derivados... Ricas en vitaminas del grupo B, contienen lecitina, necesaria para fabricar el neurotransmisor acetilcolina, ligado a la función de la memoria. Los fitoestrógenos de la soya previenen la pérdida de la memoria.
Cereales integrales. Arroz y pastas, pan germen de trigo, avena... Contienen lecitina y son ricos en vitamina B.
Frutas y verduras de hoja verde. Tienen propiedades antioxidantes (vitamina A, C, E y selenio).
Frutos secos, semillas y marisco. Contienen vitamina E. También está presente en aceites vegetales y semillas y en el germen de trigo.