El exceso de sal (sodio) se asocia con toda clase de padecimientos, desde los tobillos hinchados hasta los dolores premenstruales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona con niveles altos de sodio y bajos en potasio tiene mayor riesgo de sufrir hipertensión, lo que incrementa sus posibilidades de ataques al corazón, accidentes cerebrovasculares y cáncer de estómago (la segunda causa de muerte por cáncer, después del cáncer de pulmón)..
En términos simples, la presión arterial es la fuerza que ejerce sobre las paredes de las arterias la sangre que fluye a través de más de100.000 kilómetros de vasos sanguíneos que hay en el cuerpo humano. Cuando esa fuerza es excesiva surge la alta presión o hipertensión lo cual causa embolia, fallo renal o ataque cardíaco. Por esta razón, en muchas regiones del mundo a la hipertensión se le considera la causa principal de enfermedad y muerte.
Lo peligro de la hipertensión consiste en lo silencioso que es. Una persona puede ser hipertensa y puede que no lo sepa, ya que no nota sus síntomas hasta que el mal haya causado estragos irreparables a los riñones, la vista, las arterias o el corazón. De allí la importancia de tomarse la presión con regularidad.
Este trastorno no sólo se reserva para las personas mayores sino ataca hasta jóvenes sin establece distinción de sexos o condición social.
Con base a lo anteriormente expuesto, nos preguntamos, entonces, ¿Cómo podemos reducir el consumo de sal? ¿Cómo podemos acostumbrarnos a comer poca sal? ¿Cómo podemos disfrutar la comida sin sal?
Contestar estas preguntas no resulta fácil porque, como hemos mencionado, la sal está presente en casi todos los alimentos. Esto no quiere decir que deba renunciar a sus comidas favoritas, sino que debe comer más de las que tienen bajo contenido de sodio, tales como las habichuelas, maíz tierno fresco, tomates crudos, pimientos verdes y frutas frescas.