La metformina
mejora el control de la glucemia, aumentando la sensibilidad a la insulina en
el hígado y el músculo. La metformina no estimula la producción de insulina y,
por tanto, no se asocia con hipoglucemia. Disminuye la glucemia en ayunas y la
posprandial también. La mejoría del control metabólico no se acompaña con
aumento de peso y, en cambio, puede producir disminución del peso corporal por
disminución del tejido adiposo.
La metformina
produce un efecto beneficioso sobre algunos factores de riesgo cardiovascular,
incluyendo las dislipidemias y la resistencia a la insulina. El mecanismo de
esta última acción no está totalmente aclarado. Aumenta el número de receptores
o la afinidad de los mismos a la insulina en las células musculares y en las
adiposas; aumenta el transporte de glucosa y la síntesis de glucógeno, reduce
la gluconeogénesis y la glucogenólisis hepáticas.
Adicionalmente,
la metformina reduce la oxidación de los lípidos y el nivel plasmático de los
ácidos grasos libres, provocando una inhibición de la hiperactividad del ciclo
de Randle (resistencia a la insulina y aumento del nivel de ácidos grasos).
La monoterapia
con metformina disminuye el nivel de la glucemia en ayunas en aproximadamente
60-70 mg/dl, y la hemoglobina glucosilada (HbA1C)
en 1.5-2% en pacientes con diabetes tipo II.
Las biguanidas
–como la metformina– son aditivas; en diabéticos del tipo II tratados con
insulina, el agregado de metformina al esquema terapéutico mejora la
sensibilidad a la insulina y el control de la glucemia, permitiendo una
disminución de la dosis diaria de insulina.
La metformina
aumenta la afinidad de la insulina a nivel de sus receptores celulares, mas no
estimula a las células b de los islotes de Langerhans para aumentar la
secreción de insulina, es necesario que haya insulina para que la metformina
actúe. La metformina disminuye la síntesis hepática de glucosa y mejora la
sensibilidad a la insulina, aumentando la captación periférica y utilización de
la glucosa por mejoría en la sensibilidad a la insulina.
Los niveles de
insulina no aumentan y hasta pueden estar ligeramente disminuidos por la
mejoría del metabolismo de la glucosa. A dosis terapéuticas la metformina no produce
hipoglucemia en diabéticos y tampoco en sujetos no diabéticos.
Se ha observado
un aumento de los depósitos hepáticos de glucógeno, una reducción de la
oxidación de ácidos grasos, de la formación de la acetil coenzima A y una
disminución de la absorción intestinal de glucosa.