¿Es necesario que cuidemos la alimentación de los niños?


Niños que no comen, niños que comen demasiado, niños que se esconden cuando ven cualquier cosa verde en el plato, otros que sólo se atiborran de dulces… ¿Qué padre no se ha sentido desesperado con la alimentación de sus hijos?


Y es que, aunque siempre se pone el ejemplo del aumento verídico de la epidemia de la obesidad, y cómo esta se está convirtiendo en un problema grave entre los más pequeños, la realidad es que no hace falta llegar hasta esos extremos para ver los efectos negativos de una mala alimentación en el niño. Los expertos señalan que no hay ninguna duda sobre los beneficios de llevar una alimentación adecuada, y más entre los pequeños, sin embargo, a veces a los padres se nos olvida esa responsabilidad y adoptamos malos hábitos que a la larga repercuten poco a poco en el niño.
La obesidad y el sobrepeso pueden derivar en problemas de salud tan graves como las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, la diabetes, la hipertensión e, incluso, algunos tipos de cáncer. Por lo tanto, una alimentación correcta desde la infancia es determinante para protegernos de estas dolencias.

Desayuno completo, asignatura pendiente

Conforme van pasando los años, la primera comida del día sigue siendo todo un reto, o más bien el talón de Aquiles de la alimentación de los españoles, y como no, de los niños también. Ocho de cada diez niños y niñas españoles no desayunan correctamente, a pesar de como recuerda González “esta es la primera toma del día, la que proporciona al menor la energía necesaria para afrontar la primera parte de la mañana y contribuye al rendimiento escolar, por lo que debe cubrir al menos el 20-25 por ciento de las necesidades nutritivas de los niños. Si estos no desayunan bien y de manera completa, la productividad en clase es menor y, además, aumenta el riesgo de obesidad”.

La comida debe proveer al niño del 30 por ciento de sus necesidades nutricionales, por lo que es conveniente que “tanto los padres como los comedores escolares se involucren en el diseño de menús sanos y equilibrados, capaces de satisfacer las exigencias alimentarias, así como los gustos infantiles”, explica el especialista. Los platos principales deben alternar tanto verduras, legumbres, pastas, arroces y sopas, como carnes y pescados, y el postre debe ser normalmente una fruta o un lácteo.