El frío, los cambios de temperatura y sobre todo, la falta de cuidados dan lugar a problemas en esta zona que van más allá de la estética y pueden provocar verdaderas molestias.
SEQUEDAD Y DESHIDRATACIÓN
¿Has notado que, a medida que pasan los años, la piel de tus pies es más áspera y reseca? El culpable es un cúmulo de factores: la menor producción de hormonas femeninas, las agresiones externas que ahora dejan mas huella...
LA SOLUCIÓN: no basta con aplicar la misma leche hidratante que usas para el cuerpo. Utiliza crema de durazno.
CUANDO LA PIEL SE ENDURECE
Los pies soportan el peso del cuerpo, el roce de los zapatos". La piel se vuelve más rugosa, se engrosa y aparecen las dolorosas callosidades.
LA SOLUCIÓN: una vez a la semana, aplica exfoliante cítrico corporal para arrastrar las células muertas acumuladas en las partes duras de la planta.
Para que se desprendan mejor, sumérgelos en agua templada durante unos minutos y frota vigorosamente con la piedra pómez. Después aplica una crema de durazno para reblandecer las callosidades. Si es necesario, coloca un apósito para reducir el roce y la presión en la zona.
-Para que no aparezcan. Usa zapatos sin costuras en el interior, ligeros y flexibles, preferentemente fabricados en piel. Evita las hormas ajustadas y de punta estrecha.
TALONES SIEMPRE SUAVES
Estas fisuras son más frecuentes en invierno porque el frío provoca que la sangre se concentre en la zona superior del cuerpo para mantener la temperatura dejando los pies poco irrigados, por lo que la piel se deshidrata con más facilidad y aparecen grietas en los talones.
-Para aliviar las molestias haz masaje con pomada de caléndula que mejoran la circulación sanguínea.
-Cómo evitarlas. Protege los pies con calcetines de lana y zapatos forrados.