Es un fruto muy apreciado desde la antigüedad, puesto que los griegos ya lo cultivaban.
Se conocen mas de veinte especies que forman dos grupos principales: la almendra amarga y la dulce. La primera se utiliza para extraer aceite esencial. La segunda es la que comemos habitualmente; por lo general, seca, aunque también fresca resulta excelente.
Este fruto posee múltiples propiedades nutritivas, medicinales y cosméticas.
En la belleza, la almendra y, especialmente su aceite, entra en la composición de muchos preparados como base, ya que es útil para hidratar la piel y evitar la formación de arrugas, así como en casos de dermatitis o quemaduras.
En lo que la alimentación se refiere, poseen y elevado contenido de ácido oleico, aportan cantidades significativas de vitamina E (24 mg/100g), son muy energéticas y una buena fuente de fibra y calcio. Además ayudan a disminuir el colesterol.
También sirven como remedio de algunas dolencias, combaten las inflamaciones del aparato digestivo y urinario ( a base de leche de este fruto seco), bajan la fiebre y acaban con la tos (con el aceite de almendras dulces), reblandecen los tapones de los oídos...
Para conservarlas en perfecto estado hay que guardarlas en un recipiente hermético, al abrigo del sol y de la humedad. Puedes congelarlas durante un año.